ANÁLOGO V/S DIGITAL.
Días martes, miércoles, jueves . viernes y absolutamente nada. Al parecer ésto sería más difícil de lo que yo pensaba. En mi mente las palabras “análogo y digital” daban vueltas y vueltas, no lograba encontrar una forma de empezar, ni un contenido para desarrollar. Día sábado y decidí salir de mi casa, me dirigí a ver a uno de los amores de mi vida. Sabía que algo, se me iba a ocurrir.
12:30 hrs. Y comienza el partido de fútbol entre Santiago Wanderers ( uno de mis amores) v/s Cobresal. Habiendo pagado mi correspondiente entrada, me senté en tribuna y con mi “celular Samsung Galaxy Note”, procedí a participar en vivo de las redes sociales, comentando el desempeño del equipo con distintas personas en la red, sacaba fotos que luego subía a mi muro de facebook y leía los resúmenes en línea que entrega la radio Bio Bio y la radio ADN.
Con la cabeza puesta en el partido, poco espacio quedó para buscar elementos en el ambiente, que me ayudaran a realizar mi trabajo universitario. Terminado el primer tiempo, Santiago Wanderers ganaba 4-0, increíble. En los 15 minutos de descanso un caballero de alrededor de unos 60 años de edad, que estaba sentado al lado mío, señala mi celular y me dice “encachá la maquinita” y al mismo tiempo me pregunta ¿ es una tele chica?. Le respondí lo mas amable que pude, tratando de explicar que se trataba de un celular tablet. Está claro que no entendió nada, pero absolutamente nada. Sus dudas eran intrigantes ¿cómo podía ver imágenes sin tener un cable adosado?, trate de explicar lo de la tecnología 3G, imposible ¿ y no tiene antena?, ¿y con quien hablaba cuando escribía?, ¿Cuántas personas veían las fotos que yo tomaba del estadio?, Y cuando le mostré que podía grabar el partido, su expresión fue de júbilo absoluto.
Quince minutos de descanso para los jugadores y a la cancha los equipos nuevamente, reviso mi muro de facebook y mis amigos comentando y aportando datos del partido, todo en línea y actualizado, como corresponde.
Al comenzar el segundo tiempo, yo cual simio con su banana, me digno a levantar mi cabeza del celular, y me percato que don Arturo, (el personaje de quien les he hablado), extrae de sus bolsillos unos audífonos ochenteros de esos color negro con esponja anaranjada y los conecta a la siempre mal ponderada “lora”, una radio marca “aiwa” con una antena, que no era antena, sino un trozo de cobre bien adosado al soporte de la “supuesta antena” y se encierra en su mundo, como yo estaba en el mio.
O sea, don Arturo ha estado durante dos horas a mi lado en su mundo análogo y yo en mi mundo digital.
El partido avanza y Cobresal golpea a Santiago Wanderers con dos goles (4-2) y yo escuchaba a don Arturo que vociferaba y reclamaba que el equipo se había dormido. Yo tratando de encontrar nexos para mi trabajo, pensaba que él también se había dormido y la tecnología había pasado por el frente de su vida y él no había considerado que era importante mantenerse vigente en ese tema.
Éste es un buen tema para mi trabajo universitario me parece el contraste perfecto entre lo análogo y lo digital, de cómo la era digital ha derrotado a otras tecnologías más arcaicas y al parecer ya caducas. Convencido que ese sería mi tema, estaba feliz, porque mi equipo iba ganando en la cancha y mi tecnología digital había derrotado a la análoga de don Arturo.
Mientras pensaba en eso, Santiago Wanderers se prestaba a realizar un cambio de jugador en su alineación en el campo de juego. Antes que se realizara el comentado cambio, don Arturo exclama alegre y dice “¡¡Bien cabro Michael , dale hombre!! “ . De inmediato yo reviso el portal de radio Bio Bio y ADN y no dicen nada del cambio de jugadores.
Buen tal y cual lo anunciara don Arturo, ingresó Michael Silva al campo de juego. Un delantero que más tarde daría el pase gol, para la quinta conquista de mi equipo.
Al terminar el partido me di cuenta que ese cuadro comparativo no me servía, porque yo quería encumbrar la tecnología digital por sobre la análoga, mi idea preconcebida era aplastar a los medios análogos.Pero don Arturo con su radio roñosa, antigua y carente de una estética vanguardista se anticipaba a mi super galaxy note con sistema android 2.3 y conexión 3G.
Pero eso no es todo, cuando nos retirábamos del estadio, don Arturo me dice, “oie cabrito y esa cuestión que tení tu, cuánto le duran las pilas” “ No poh don Arturo”, le respondí. “Usa batería y dura hartas horas navegando por internet” esa respuesta mía fue para volver a subir mi ego tecnológico. Pero él me respondió “aaaaa!!!!! Shhhiiii!!! No dura na poh yo con $200 compro dos pilas y tengo para todo el año escuchando partidos”. “Ya cabro, nos vemos” me dijo eso y se despidió.
Que hago ahora, que trabajo presentaré. Seguí caminando, hasta el lugar donde se coloca la locomoción colectiva. Mientras esperaba el colectivo, pensaba en que escusa presentarle a mi profesora, por no poder cumplir con mi trabajo, como explicar mi falta de ingenio, quizás escudarme en que hace diez años no estudio, que me ha costado volver a tipiar en el computador. Bueno, finalmente me subo al colectivo, en la parte trasera y me vuelvo a encerrar en mi tablet, mientras el colectivo sigue su marcha, ya con la clara convicción de que ganó Wanderers y perdió lo digital.
Al momento de solicitar mi parada, me di cuenta que estaba solo en el colectivo, el chofer se orilló en el paradero y al pagar mi pasaje, me dice. “Oie cabrito, cómo que viajai en colectivo y no en platillo volador”. Era don Arturo.
En resumen y como conclusión, los medios análogos siguen manteniendo su pequeño imperio difícil de ser derrocado. Blindados con elementos que lo digital no puede cubrir, siguen siendo parte importante de nuestro diario vivir.
Personalmente, en casa tengo Notebook , celulares con 3G, WIFI, banda ancha portátil, Tablet y antagónicamente soy socio del club de El Mercurio, por estar suscrito a ese diario.
Para terminar, en un cajón de la casa mantenemos, tres linternas led, muchas pilas y una radio a pilas sintonizada en la radio ADN. La experiencia de los últimos eventos telúricos demostró que lo digital se cae y lo análogo sale a flote.
